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Los encuentros con los ocupantes de los ovnis no pueden ser ignorados; son demasiado numerosos…
Doctor J. Allen Hynek.
The Ufo Report.
Fenómeno Ovni / Mayo 2021
Los retornados

Fragmento del libro Al interior de una nave extraterrestre, de Ricardo González.

Experiencia de contacto del año 2001.

 

 

—Debo mostrarte algo, sígueme —intervino mi anfitrión extraterrestre, hablándome mentalmente sin dejar de mirarme a los ojos.

Luego de caminar juntos un largo trecho por aquel corredor, giramos a la izquierda. Antarel se movía como en “cámara lenta”, quizá para recortar sus pasos debido a la importante diferencia de estatura con un humano normal. El gigante de Alfa Centauri mide unos 2.70 metros...

Entonces me llevó hacia un sector de esta estación orbital en donde se albergaban numerosos cilindros y cajas octagonales de un color naranja, todo perfectamente apilado y ordenado. Sentía que allí se guardaban muestras de algo importante. Había otros objetos, pero no los puedo recordar con claridad. A nuestra derecha, distinguí una gran puerta trapezoidal, que inmediatamente me recordó los ventanales de piedra en Machu Picchu y otros yacimientos arqueológicos que se atribuyen a los incas. Estimo que la puerta medía unos cuatro metros de alto por unos tres metros de ancho. Su color era rojo, y tenía un símbolo semejante a una “W” de color negro hundido en la estructura, que parecía metálica. Antarel se dirigió hacia ella sin mayor detenimiento.

Yo seguía al gigante humanoide cuando, de pronto, la puerta se “desarmó” ante nosotros, obligándome en acto reflejo a retroceder. La puerta se había abierto súbitamente con la sola aproximación de Antarel —como si ésta estuviese “viva”, como si lo hubiese reconocido—. Aquella estructura se “dividió”, por decirlo de alguna forma, en unas cinco secciones que se ocultaron en los extremos. Su mecanismo automático me había asustado. Antarel sonreía ante mi sorpresa.

Una vez que me repuse de esta situación, acompañé al extraterrestre a través de una especie de rampa con unos “pasamanos” —les llamo así, pero dudo de que cumplan esa función—, que nos conducía a un segundo nivel. Allí nos encontramos ante un gran ventanal de cristal.

—Observa —me dijo señalando con su dedo índice izquierdo el ventanal.

Y he aquí que vi algo realmente increíble...

—¡Son humanos! —exclamé—. ¿Qué hacen aquí?

En una gran sala, decenas de personas de distintas razas y edades, vestidas con una suerte de buzo blanco, se hallaban reunidas. Caminaban despacio, en paz, como en estado de meditación. En sus rostros se veía una felicidad profunda. De pronto se cruzaban, y se tocaban suavemente las manos, un roce, muy sutil. Todos hacían lo mismo…

—Fueron rescatados de tu planeta, de guerras, accidentes, desastres naturales y otros eventos bajo su consentimiento, con el objetivo de ser preparados para su futura reinserción en la sociedad. Volverán con una nueva perspectiva —explicó Antarel.

—¿Qué hacen? ¿Por qué caminan y se tocan así?

—Es parte de una dinámica orientada por nosotros. Están sintiéndose, reconociéndose... Es lo primero que les enseñamos antes de entregarles cualquier tipo de información.

Antarel hizo una pausa y añadió:

—Los humanos olvidan con facilidad la capacidad de conectarse con su propia especie, de sentir la conexión que los agrupa. Esto se debe a que el enlace consigo mismos se ha roto, una crisis que nace de lo individual. Entonces incentivamos a que recuperen esa consciencia y sensibilidad que pierden por el modo de vida que han construido en la Tierra.

 

Sobre los retornados

Crédito de imagen: Nosso Lar, película de 2010 basada en las informaciones del sensitivo brasilero Chico Xavier. Si bien el film aborda los misterios de una colonia espiritual en el contexto de una "vida después de la vida", su parecido con el entrenamiento de los "retornados" del contacto extraterrestre es notable.

 

En Perú, desde los años sesenta, distintos testigos de contacto han venido afirmando que los extraterrestres trabajan con humanos. Un ejemplo es la experiencia de Vlado Kapetanovic, quien conoció a una mujer de Yugoslavia que había sido entrenada por los “apunianos”, al punto de convivir con ellos y ser parte de sus misiones. De acuerdo a esta información, existen instalaciones extraterrestres en el planeta —en las entrañas de grandes montañas o en la profundidad de los océanos—, así como bases en el Sistema Solar —como el caso de las lunas de Júpiter o una estación orbital secreta detrás de la Luna—, en donde los referidos “rescatados” participan de un intensivo adiestramiento para luego ser parte del equipo de trabajo de los extraterrestres. Pero la gran mayoría de estos humanos son devueltos a la Tierra, en silencio y con otra identidad. De allí su nombre de “retornados”. El objetivo es que en su condición de “agentes cósmicos” puedan infiltrarse en distintas áreas de la estructura organizativa humana para intervenir positivamente en acontecimientos clave, como si fuese una suerte de caballo de troya.

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