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Los encuentros con los ocupantes de los ovnis no pueden ser ignorados; son demasiado numerosos…
Doctor J. Allen Hynek.
The Ufo Report.
Historia Ignorada / Julio 2020
Los fundadores de Shambhala

Fragmento tomado de "Lugares de contacto", libro de Ricardo González Corpancho. Ediciones Luciérnaga, Grupo Planeta España.

Arriba: portada del libro de Ricardo González y una pintura budista que representa al reino de Shambhala.

 

Los treinta y dos “Hijos de la Luz”.

Con ese particular nombre el controvertido texto esotérico contemporáneo “Las Tablas Esmeralda”, atribuido a “Thot el atlante”, cita a los presuntos fundadores de Shambhala. De ellos dice:

“Después para un lugar donde habitar, muy debajo de la corteza terrestre, explotaron ellos grandes espacios con su poder, espacios lejos de los hijos de los hombres. Rodeados por fuerzas y poder, escudaron del daño a los Salones de los Muertos.

De lado a lado entonces, colocaron ellos otros espacios, llenos con Vida y con Luz de arriba. Construyeron entonces los Salones de Amenti, que pueden habitar eternamente ahí, viviendo con vida hasta el fin de la eternidad.

Treinta y dos estaban ahí de los hijos, Hijos de la Luz que habían venido entre los hombres, buscando liberar de la esclavitud de la oscuridad a aquellos que estaban atados por la fuerza del más allá.

En lo profundo de los Salones de la Vida creció una flor, ardiendo, expandiéndose, manejando la noche hacia atrás.

Colocaron en el centro, un rayo de gran potencia, dador de Vida, dador de Luz, llenando con poder a todo el que se acercara. Colocaron a su alrededor tronos, dos y treinta, lugares para cada uno de los Hijos de la Luz, colocados para que ellos fueran bañados en el resplandor, llenados con la Vida de la Luz eterna”. (Los Salones de Amenti, Thot).

Aunque puede resultar algo enrevesada, cito esta información porque aquel relato de treinta y dos seres que llegaron del cosmos para “liberar al hombre de la oscuridad”, estableciendo en la Tierra un centro de paz en donde mora un “rayo de gran potencia, dador de vida”, lo he escuchado, aunque con otras palabras, en labios de los lamas del ya mencionado Monasterio de Khamar, emplazado en pleno desierto de Gobi. Iré sin rodeos: los monjes creen que esos seres existen, y que guían en silencio a los caminantes que despiertan al conocimiento. Caminantes que vibran en la frecuencia de la paz y la compasión, y que buscan hallarse en armonía con todas las criaturas del universo. Sabía que en ciertas corrientes budistas se afirma que esas mentes cósmicas no pueden intervenir en todos los asuntos del hombre, pues esos seres no son dioses que pondrán fin a nuestras guerras, que aplacarán tormentas y cesarán terremotos. Son, simplemente, criaturas de mayor sabiduría, que procuran conectar, inspirar, conducir, a aquellos aspirantes que deseen trabajar en el mundo como verdaderos “infiltrados”. Es decir, precipitar un cambio desde dentro.

¿Cuál es el origen de esos treinta y dos presuntos fundadores de Shambhala?

De acuerdo a la tradición, llegaron de las estrellas…

Textos esotéricos aparte, hay una vieja leyenda budista que menciona el “arribo” de esos “Hijos de la Luz”. Es un relato que he escuchado en mis correrías en Asia, desde la India a China, de Nepal a Siberia. Es el mito de “Lung-Tah”, el caballo blanco de los vientos que portaba en su lomo la misteriosa piedra de Chintamani: el Santo Grial cósmico que fue emplazado como luz maxim originalmente en Shambhala. Lung-Tah, sostiene el relato, habría arribado con la piedra cósmica al desierto de Gobi como parte de la “fundación” del supremo centro de la “Jerarquía”. De acuerdo a la tradición y este es un dato no menor, el “caballo” que “llegó del cielo” vino de un lugar concreto trayendo la enigmática piedra: Orión.

Como veremos en breve, Orión juega un papel importantísimo en las civilizaciones de antiguo.

Pues bien, esta visita de Lung-Tah al desierto de Gobi habría ocurrido hace más de diez mil años luego de la “gran inundación” que ahogó al mundo. Las aguas habían cesado y en el Gobi quedó por un tiempo un “mar interior”, del cual sobresalía el pico del algunas montañas, una de ellas conocida en la mitología budista como Kalapa, la “Isla Blanca”, el lugar secreto de los “dioses”.

Y aquí me pregunto: ¿y si no fue un “caballo”, sino, otra cosa la que llegó al desierto de Gobi? Sé que sonará delirante, pero: ¿pudo haber sido una nave espacial con treinta y dos “maestros cósmicos” a bordo? ¿Seres que venían como parte de una misión de paz a la Tierra? De lo que no hay duda es que la tradición budista del Kalachakra Tantra o “Rueda del Tiempo” habla de esos treinta y dos “Reyes de Shambhala”, aunque los humaniza y los sitúa en una época mucho más reciente. Según esa tradición, uno de los enigmáticos “Reyes”, llamado Suchandra, visita a Buda antes de su muerte, y le entrega la enseñanza del Kalachakra, que se esparcirá por toda Asia. Según los tibetanos esto habría ocurrido entre el año 900 al 876 antes de Cristo. Luego de Suchandra, el primer “Rey de Shambhala”, se han sucedido otros seres de sabiduría; como ya vimos, son treinta y dos los que completan la “lista”, que reproduzco a continuación:

1. Suchandra.

2. Devendra.

3. Tejasvin.

4. Somadatta.

5. Deveshvara.

6. Chitrarupa.

7. Devesha.

8. Manjush Rikirti.

9. Pundarika.

10. Barda.

11. Vijaya.

12. Mitrabhadra Sumitra.

13. Ratnapani.

14. Vishnugupta.

15. Suryakirti.

16. Subhadra.

17. Samudra Vijaya.

18. Durjaya.

19. Suryapada.

20. Vishvarupa.

21. Shashiprabha.

22. Ananta.

23. Parthiva.

24. Shripala.

25. Singha.

26. Vikranta.

27. Mahabala.

28. Anirudha.

29. Narasingha.

30. Maheshvara.

31. Ananta Vijaya.

32. Rudra Chakrin

Dentro de esta información hay un dato interesante: según la profecía del Kalachakra habrá un “cambio de mando” de esos seres, que ocurrirá, acorde a nuestro calendario gregoriano, en el año 2027. Supuestamente ello sucederá cuando el “Rey” Anirudah, el número veintiocho de esta lista, deje sus funciones y sea reemplazado por Narasingha. Siempre de acuerdo a la creencia budista, cuando se producen estos “cambios de mando” hay enormes repercusiones en la humanidad de superficie en todos los ámbitos. Se comienzan nuevas etapas.

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