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Ricardo González Corpancho es uno de los testigos de contacto con mayor credibilidad en el mundo. Se interesó en los “no identificados” en 1988, cuando presenció en Perú un cercano avistamiento. Es autor de una veintena de libros que han sido traducidos a diversos idiomas. Sostiene que tiene más preguntas que respuestas, pero las preguntas lo «guían». Para él, este fenómeno no es asunto de creencias, sino de información.
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Ricardo González Corpancho nació en la ciudad de Lima el 21 de abril de 1974. Apenas era un niño cuando fue testigo de su primer avistamiento ovni, que presenció durante un paseo familiar en la localidad serrana de Chosica. “Tenía entre cinco y siete años. Recuerdo que estaba caminando por los amplios jardines del club campestre El Bosque. Ya era de noche y entonces advertí esas luces errantes en el cielo, que me produjeron tanta curiosidad como fascinación”.

Sin embargo, el avistamiento clave sucederá años después, precisamente en el verano de 1988, coincidiendo con una importante ola de reportes de “no identificados”. Ricardo se hallaba en el patio exterior de su casa, en Lima, cuando descubrió en el cielo a una brillante esfera. El objeto, visible a plena luz del día, se movía en silencio y parecía dirigirse hacia el mar. A meses de cumplir catorce años de edad este incidente lo motivó a documentarse sobre el fenómeno, un tema del que no se hablaba en su hogar, a pesar de que su padre, Ricardo Francisco González, un alto funcionario del Seguro Social de Perú, tenía en su amplia biblioteca un ejemplar de Un estudio sobre los ovnis, ensayo del ufólogo norteamericano Richard Greenwell. Naturalmente, este terminó convirtiéndose en el primer libro sobre los ovnis que Ricardo leyó luego de los avistamientos. Tampoco su madre, Carmen Luz Corpancho, entonces subadministradora de una de las oficinas del hoy desaparecido Banco Agrario, mostraba interés alguno en el asunto. Pero al cabo de unos años un hecho insólito ocurrió implicando a toda la familia.

Ricardo González en brazos de su padre, en el club “El Bosque” de Chosica, en donde tuvo su primer avistamiento. (Foto de 1977).

A lo largo de 1988 la prensa peruana cubrió el reporte de avistamientos ovni.
Luego de culminar sus estudios escolares, y pese a sus inclinaciones por la música y la literatura –tal vez, un guiño de su ancestro, el famoso poeta Manuel Nicolás Corpancho–, Ricardo empezó la carrera de mercadotecnia en el Instituto Peruano de Marketing. En octubre de 1993, cuando se hallaba estudiando en su habitación para rendir unos exámenes sobre Estadística y Contabilidad, sucedió lo “imposible”. En medio de un improvisado descanso, sentado frente a su escritorio abarrotado de libros y apuntes, surgió una voz mental, ajena a él, que literalmente lo “despertó” con el siguiente mensaje: “No dejes de seguir buscando. Somos seres extraterrestres que deseamos entablar comunicación contigo”. Ricardo saltó del asiento y se resistió a creer que “alguien” le había hablado. Acto seguido aquella misteriosa “voz”, masculina y sin acento, con cierto tinte “metálico”, le sugirió subir a la terraza de la casa, señalando que allí tendría una “confirmación”. Así lo hizo. Y acompañado de su familia fue testigo de la aparición de un luminoso y silencioso objeto, que literalmente se colocó sobre su vivienda de Orrantia del Mar mientras emitía una radiación rojiza. El ovni, luego de permanecer unos interminables segundos sin moverse, se desplazó lentamente en el cielo nocturno limeño, en dirección este, hacia la sierra, y allí se perdió.

Para Ricardo este incidente fue la gota que colmó el vaso. Y el preludio de una cadena de hechos sincrónicos que afectaron su vida, empujándole a seguir experimentando el fenómeno e investigar su desconcertante naturaleza. Todo esto le llevó a integrar grupos de contacto y de estudio de los ovnis para buscar respuestas. Esa etapa de su vida fue un largo y apasionado proceso de aprendizaje.

En 1999, a raíz de su constante presencia en programas de televisión por la nueva oleada ovni que sacudía Perú –que Ricardo había anunciado con anticipación basado en mensajes de los presuntos extraterrestres–, los ejecutivos del laboratorio internacional en donde se desempeñaba como visitador médico lo despidieron; según ellos, “por haberse expuesto con un tema tan polémico en los medios”. Sin mayor remedio, abandonó ese trabajo mientras la Fuerza Aérea Peruana creaba una oficina para investigar los reportes ovni. Entonces aceptó el reto de dedicarse a tiempo completo a seguir investigando los encuentros cercanos, una solitaria y arriesgada decisión que tuvo la desaprobación de todos.

En 2018 se cumplieron treinta años del avistamiento de 1988. Hoy Ricardo es una de las voces más requeridas a nivel mundial sobre el enigma de los “no identificados”, un invitado frecuente para entrevistas en medios de comunicación, conferencias y congresos internacionales, al punto de haber sido el primer testigo de contacto de América Latina en hablar en el prestigioso Institute of Noetics Sciences del recordado astronauta estadounidense Edgar Mitchell. En lo que lleva en este camino ha dado a imprenta una veintena de libros, entre los que cabe destacar Los maestros del Paititi –que publicó a los veintitrés años–, El portal cósmico de Orión, Lugares de Contacto, Protocolos de contacto y Tierra II, entre otros títulos. Actualmente escribe para el Grupo Planeta y otras editoriales que lo han publicado en el idioma inglés, francés, portugués e italiano.

Ricardo González presentado su libro Lugares de contacto en la Casa del Libro de Barcelona (2018).
Su testimonio de contacto ha generado gran debate como interés entre los estudiosos, ya que afirma haber conocido, personalmente, a sus misteriosos interlocutores: presuntos seres extraterrestres de aspecto humano que sostienen provenir del sistema estelar de Alfa Centauri. “Ellos” le anunciaron con anticipación aproximaciones ovni que pudieron ser verificadas en ocho ocasiones por periodistas y especialistas en el fenómeno. Entre los casos más célebres figura el del Dr. Michael E. Salla, pionero del movimiento “Exopolítica”; el del investigador canadiense Grant Cameron; y sin duda el testimonio más citado: el de Paola Harris, reconocida investigadora y ex asistente del astrónomo norteamericano Dr. Joseph Allen Hynek, el “padre” de la ufología. Estos exitosos “avistamientos programados” tuvieron gran resonancia internacional y terminaron de colocar el caso de González Corpancho entre los más destacados en la historia del contactismo. Pese a todo ello Ricardo suele repetir: “No difundo estas experiencias para que la gente crea, sino para que piense y sea libre…”.

Ricardo González comparte su testimonio de contacto con material de los “avistamientos programados” en el II Congreso de Enigmas y Misterios del Cosmos en Capilla del Monte, Argentina.
Televisión, expediciones y organización de congresos internacionales.

Entre el año 2006 y 2007 incursionó en la televisión como productor y conductor de Enigmas (Canal 13 de Asunción, Paraguay), ciclo documental que ganó el “Premio Paraná”, otorgado por periodistas, al mejor programa de investigación. Este breve y exitoso paso por la televisión tuvo como eje sus constantes viajes de investigación alrededor del mundo, una cruzada que lo ha llevado desde Egipto a la India, desde Siberia al desierto de Gobi, o expediciones a la selva amazónica, como su búsqueda del Paititi en el Manú, la sierra del Roncador en el Mato Groso o su exploración del mundo subterráneo en la mítica Cueva de los Tayos.

También ha presentado, en inglés y español, La Nave del Tiempo, serie de doce episodios que lanzó el medio estadounidense Gaia. Es además invitado principal de los programas Cosmic Disclosure y Deep Space.

Desde el año 2017, organiza en Capilla del Monte congresos internacionales de ufología y enigmas de la historia. En ellos han participado investigadores de renombre como Fabio Zerpa, JJ Benítez, Paola Harris, Paul Hynek, Lorenzo Fernández Bueno, entre otros.

Premio Paraná por su programa Enigmas.

Ricardo González Corpancho en La Nave del Tiempo, History y Deep Space.

Disertación en el congreso internacional de Capilla del Monte (cine-teatro Enrique Muiño).
Arte y cultura.

González Corpancho también es conocido por ser un embajador de la cultura de la paz. Desde sus inicios en la investigación ha venido difundiendo el mensaje del explorador, humanista y pintor ruso Nicholas Roerich, siendo designado por el Comité Internacional de la Bandera de la Paz (ONG-DIP-ONU) como fundador de sus coordinaciones en Perú y Argentina. Actualmente se halla trabajando en un proyecto sin fines de lucro para establecer el primer Museo Parque Roerich en Sudamérica. En 2012, junto a su esposa, la cantante argentina Sol Sanfelice, creó Mintaka, un experimento musical inspirado en su exploración de otras realidades. Su música ha impactado a miles de personas y ha sido usada en programas de radio, televisión y series documentales. Para Ricardo, “la música es el lenguaje del Universo”.

Ricardo González y David Benítez, de UNESCO Perú, durante una conferencia en el Club Empresarial de San Isidro sobre la Bandera de la Paz (Lima, 2016).
Actualmente Ricardo y Sol viven al pie del mítico Cerro Uritorco, en Argentina.

Ricardo González y Sol Sanfelice, durante una expedición a las selvas del Paititi, Manú (2018).
“Ricardo González ve el cuadro completo, en sus trescientos sesenta grados…”
Paola Harris, escritora e investigadora, ex asistente de J. A. Hynek.

“Por distintos caminos de investigación Ricardo y yo coincidimos en muchos conceptos…”
Fabio Zerpa, escritor e investigador, decano de la ufología sudamericana.

“Me enorgullece ser amigo de Richard, un investigador capaz y honrado, uno de los pocos que sigue en la brecha. ¡Bravo!”.
J.J. Benítez, periodista y escritor, autor de la célebre saga Caballo de Troya.
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