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Los encuentros con los ocupantes de los ovnis no pueden ser ignorados; son demasiado numerosos…
Doctor J. Allen Hynek.
The Ufo Report.
Fenómeno Ovni / Agosto 2021
El significado de la aproximación

Fragmento tomado de "Protocolos de contacto", libro de Ricardo González.

 

Objeto anómalo captado en Amatlán de Tepoztlán, México, por Adelina Ayala, participante de un seminario de contacto en la zona con Ricardo González. La imagen se logró con una cámara Nikon D5000. En el análisis se descartó el paso de un ave o insecto. La lejanía del objeto y los parámetros de referencia (la montaña, la rama del árbol) permiten inferir que se trata de un objeto de importantes proporciones, de aspecto discoidal y coherente con el espacio y el reflejo de los rayos del sol. (24 de febrero de 2017).

 

 

Es importante recordar que, de acuerdo a los mensajes transmitidos por los extraterrestres, las aproximaciones de sus naves se pueden clasificar en cinco niveles:

 

Nivel uno. Es la más frecuente: la aparición lejana de un objeto, generalmente posicional. Indica que ellos se hallan en la zona. Dinámica: vigilancia y observación.

 

Nivel dos. Es una mayor aproximación en donde los objetos no están estáticos, y se les puede ver moverse alrededor del perímetro. Dinámica: evaluación.

 

Nivel tres. Se da cuando todo este accionar ocurre dentro del perímetro, sobre la misma ubicación del grupo de contacto. Aquí se combina el protocolo posicional, el movimiento y un elemento adicional: la interacción con los objetos. Dinámica: condiciones estables de comunicación.

 

Nivel cuatro. Es una aproximación mucho más cercana. En esas condiciones se puede distinguir la apariencia del objeto que habitualmente se halla  “oculto” en  la luz que emite. Dinámica: contacto.

 

Nivel cinco. En esta fase se produce un contacto físico entre el testigo y las  radiaciones o energías  que despide el objeto. Dinámica: enlace total con el testigo.

 

Un detalle que debo subrayar es que el 90% de los avistamientos en experiencias de campo no corresponden a “vehículos tripulados”, sino a pequeñas sondas. Me refiero a las ya citadas “caneplas”. Si estas se hacen visibles, se podrían confundir con satélites, al menos si la observación es nocturna y el objeto se halla distante. Pero estas brillantes esferas (cuyo volumen puede oscilar desde los diez centímetros al metro de diámetro) podrían revelar su verdadera naturaleza si empiezan a interactuar con el testigo a través de pulsos de luz o si modifican drásticamente su velocidad o movimiento.

Ahora mismo recuerdo una anécdota al respecto. Fue en Talampaya (La Rioja, Argentina), durante un campamento en el año 2017. Había caído la noche y observamos en el hermoso cielo estrellado un objeto luminoso, moviéndose lentamente. Entonces tuve una sensación especial en el pecho y supe de inmediato que eran “ellos”. Se lo comenté a un amigo, D.C., un físico español que estaba en ese momento a mi lado. “Eso es un satélite”, me dijo. “Hazle una señal con el láser y ya verás cómo te responde”, le retruqué. Y ni bien el supuesto satélite fue alumbrado con el láser, el objeto aceleró como un rayo, perdiéndose en el manto nocturno ante la vista atónita del grupo allí reunido.

¿Estas experiencias de campo constituyen una prueba definitiva de nuestro contacto? No. Pero es importante que los contactados cuenten con el aval de otros testimonios. Si no hay nada que sostenga las afirmaciones, la experiencia de contacto se puede transformar en un acto de fe, tanto para el testigo como para quienes le escuchen. Y ello es peligroso.

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