El 26 de agosto de 2022 nos reunimos al pie de Monte Shasta, la mítica montaña de contacto emplazada al norte de California. Acudimos unas ciento cuarenta personas. Esta nueva salida a terreno continuaba la dinámica de nuestros encuentros anuales, grandes campamentos en donde promovemos el diálogo sobre la experiencia de contacto extraterrestre e intentamos una comunicación con “ellos”. Lo hemos venido haciendo en Shasta, de forma ininterrumpida, a lo largo de veinte años.
Imágenes del taller-contacto en Shasta, edición 2022.
Fue en este mismo escenario en donde hemos concretado, con éxito, algunos de los avistamientos programados más importantes que han remecido a la ufología. En estas experiencias han participado reconocidos especialistas, como Michael Salla, Giorgio Piacenza, Grant Cameron o el famoso encuentro cercano de Paola Harris con una entidad de aspecto nórdico que surgió del bosque de Sand Flat. Harris, y un nutrido grupo de testigos, entre ellos mi esposa Sol y yo, participamos de este contacto que ha sido muy comentado en círculos de investigación.
El ser que se presentó ya lo conocíamos. Para comunicarse con nosotros utiliza el nombre de “Antarel”. Según sus informaciones, forma parte de un equipo procedente del sistema estelar vecino Alfa Centauri. Estos seres de sorprendentes rasgos humanos, aunque muy altos, con estaturas que superan los dos metros, poseen bases subterráneas en distintos puntos del mundo, con especial concentración en los Andes peruanos. Quienes siguen mi trabajo están al tanto de este caso de contacto con los también denominados “apunianos”, portadores de un gravitante mensaje que he difundido ampliamente en mis libros, entrevistas en medios y congresos internacionales. “Ellos” anticiparon una crisis global planetaria que nos podría empujar a marcharnos del planeta para sobrevivir. Nos conminan a modificar nuestro comportamiento para cambiar el “futuro”, una línea de tiempo en donde distintos seres y civilizaciones estamos unidos.
EL VIAJE AL ALTÁI
Este nuevo encuentro en los dominios del volcán dormido resultaba para mí muy especial. Se cumplían diez años de un contacto físico con el mencionado Antarel. En esa experiencia había sido conducido, a través de haz de luz “sólido”, hacia una nave que estaba “estacionada” en el cielo, ingrávida sobre un claro del bosque de Shasta. Allí me las vi con el gigante extraterrestre, quien, entre otras informaciones que se desarrollaron en el contacto, me sugirió organizar una expedición a Rusia para el año 2014. Según Antarel, la superpotencia entraría en una ecuación de acontecimientos que tendría gran influencia en la paz planetaria. Teníamos dos años para planificarlo todo, ya que el lugar a visitar no era sencillo: el Monte Belukha en Siberia. De acuerdo a los extraterrestres, es un punto muy especial de contacto, una montaña sagrada para los chamanes de Asia Central. No en vano, fue la inspiración de Nicholas Roerich.
En 2014 viajamos al Altái ruso y entonces comprendimos…
Ricardo González en Moscú, 2014.
Ese fue el año que Rusia anexó Crimea dando inicio a una crisis que, al día de hoy, mientras escribo estas líneas, no ha terminado. Todo lo contrario, el conflicto con Ucrania ha empeorado con el fantasma de una guerra nuclear.
Como muchos recordarán, en 2014 volvimos del Belukha con un mensaje que hacía énfasis en promover la paz mundial. Siguiendo la estela de la obra de Roerich nos sumergimos en esa tarea. Y en ella seguimos.
Sol Sanfelice y Ricardo González en el valle de Akkem, al pie del Belukha, Altái, 2014.
Mientras levantaba mi tienda de campaña el viernes 26 de agosto de 2022, la cumbre desprovista de nieve de Monte Shasta me vigilaba como un enorme guardián, brillante en el maravilloso día soleado que nos había tocado. En ese momento mi mente no dejaba de repasar todo lo que habíamos caminado, todo cuanto nos habían anticipado los extraterrestres sobre el “futuro”. No podía evitar estremecerme.
¿Qué podíamos hacer nosotros, personas comunes y corrientes, para modificar el devenir de los acontecimientos? ¿Cómo podíamos afectar esa cadena de sucesos que implica la participación de distintas potencias mundiales? Más allá de las acciones militares rusas en Ucrania, claro está que Estados Unidos y la OTAN siguen, también, su propia agenda. Aquí no hay “héroes” ni “villanos”, sino un complejo entramado que puede desatar un evento mayor.
¿Por qué no permitiste que vengan más personas al campamento?, me consultó una amable mujer que había viajado desde Ciudad de México. “Muchos necesitan de estas reuniones ahora que estamos viviendo difíciles momentos planetarios”, apuntó. Le expliqué que las normas las colocan los Guardaparque de Monte Shasta. Solo se permiten cien personas, como máximo, en un campamento. Y de hecho nosotros habíamos superado ese número. Suele suceder. Es muy difícil de manejar. Además, pienso que en estos contextos de contacto y diálogo sobre temas tan profundos, es mejor evitar reuniones multitudinarias. Experiencia tenemos al respecto…
“Ricardo, pídele a los extraterrestres que nos digan algo sobre lo que está sucediendo en el mundo”, me solicitaban otros participantes del campamento. “Luego de la pandemia y el tema de las vacunas, que tanta confusión y división ha sembrado en la gente, ahora viene la guerra y nos vuelve a dividir”, me expresó preocupado un joven estadounidense.
Entonces recordé al grupo allí reunido lo que hasta ese momento los extraterrestres nos habían transmitido.
ADVERTIR PARA CORREGIR
A inicios del 2020, los mensajes de Ivika y Antarel nos señalaron que debíamos seguir adelante pese a las pruebas que el mundo nos mostrara. Ya nos lo habían mencionado en el encuentro de Atacama de 2019: que 2020 sería el “Año de Pan”, un momento simbólico, basado en la figura del guardián mítico del Monte Hermón, en donde tendríamos que enfrentar nuestros más profundos miedos. De acuerdo a Ivika, 2020 sería un momento de “no tiempo”, y ese año se replicaría como un espejo en 2021. Luego, según la mujer de Alfa Centauri, llegaría la guerra y, si no enrumbábamos el camino, arribaría una amenaza del espacio.
Ricardo González durante la reunión en Shasta, 2022.
En Shasta cité también el mensaje que recibimos luego de nuestras expediciones al Altái en 2014. Era impactante recordar, ocho años después, esta comunicación que en su día publicamos:
“De acuerdo a como miden el tiempo, hasta el año 2012 de su calendario el proceso de esta misión planetaria se hallaba bien encaminado. Pero, poco después, ocurrió un evento, que llamamos la “Fluctuación”. Esta alteración en la matriz de sucesos futuros ha encendido nuestras alarmas. Podrían sobrevenir acontecimientos difíciles para la humanidad. Por ello les estamos alentando a que devuelvan el equilibrio a la balanza. Sabemos que lo pueden hacer. Estamos atentos a Rusia y su rol en el futuro de la paz planetaria, o si se convierte en la chispa que lo inicie todo (guerra). Emuriel".
En junio de 2022, Antarel había actualizado la información con este nuevo mensaje entregado en Monte Perdido:
“Si el hombre despliega su ira con los elementos del universo confinados en armas de destrucción, podrían ver lo que nunca han visto. Más allí estaremos nosotros, vigilantes, para minimizar los efectos y ayudar a la especie humana a sobreponerse. Si el actual conflicto bélico se extiende, al sobrevenir el invierno, con el frío, también llegará la desesperación y dentro de las variables una peligrosa decisión. Esperamos revertir. Antarel”
Aunque los extraterrestres consideran el escenario de una guerra nuclear como de “muy difícil, pero no imposible”, lo que más les preocupa a corto plazo es una acción que pueda afectar una importante central nuclear. De ocurrir, ello modificaría las reglas de juego: los “protocolos” de una cuarentena cósmica que involucra la Tierra.
Esta información nos sería confirmada en Monte Shasta. Y atañe algunas variables no muy conocidas.