La tragedia de Yungay
Por si el contacto en la Central Hidroeléctrica fuera poco, Kapetanovic sostuvo que en un nuevo encuentro con los apunianos -también en 1960- se le reveló en una “pantalla del tiempo” el desastre natural que viviría Yungay diez años más tarde. Los apunianos le habían mostrado un alud que sepultaba a toda esa población luego de un intenso terremoto. Vlado informó a las autoridades con mucho tiempo de anticipación -incluyendo a un Juez de Paz-, pero nadie le creyó. Las autoridades locales estaban al tanto de los relatos sobre “extraterrestres” de las comunidades andinas. “Esos cholos están hablando tonterías” -solían decir, despectivamente-.
Arriba: Vlado Kapetanovic, el ingeniero de la ex Yugoslavia que llegó al Perú para trabajar en una central hidroeléctrica. En 1960 viviría un encuentro con extraterrestres -del planeta Apu- en los andes de Áncash.
Y la tragedia ocurrió el 31 de mayo de 1970: un violento terremoto de 7.8 grados en la escala de Richter, sacudió Áncash y fue sentido en casi todo el Perú.
Eran las tres de la tarde y nada hacía presagiar que más de 20 mil pobladores de la pequeña población de Yungay iban a desaparecer, producto del desprendimiento de un gigantesco bloque de nieve y hielo del pico oriental del nevado Huascarán, que produjo un violento alud, tal y como los apunianos le habían “mostrado” a Kapetanovic...
El fuerte sismo, que duró 45 segundos, hizo desaparecer no solo Yungay, sino también pequeños pueblos vecinos al distrito de Ranrahirca. Se calculó que el número de muertos llegó a 80.000, y otros 20.000 se dieron por desaparecidos. Los heridos hospitalizados se contabilizaron en 143.331 y los afectados en más de tres millones...
Arriba: Yungay después del alud que generó el terremoto.
¿Los extraterrestres no podían haberlo evitado? Ellos solo hicieron un cálculo de probabilidad, sin poder precisar el día y el mes exacto de la tragedia. Tal vez por ello la advertencia de lo que podía ocurrir. Con el tiempo, comprendí que estos seres tiene muchas limitaciones de acción en nuestros asuntos. Al menos los que vienen con intenciones éticas y amistosas -y respetan nuestro libre albedrío-. Pero, aún así, dentro de esas limitaciones de “no intervención”, le comunicaron a un científico el desastre que se avecinaba para Yungay. Pero no fue escuchado. Incluso, pocos años antes de la catástrofe, Yungay fue sacudida por una intensa oleada ovni, como si los extraterrestres estuviesen intentando llamar la atención. Hay un registro de ello en 1967. Son consideradas las mejores fotografías de estos objetos en la historia ufológica del Perú.
El periodista español, J.J. Benítez, amablemente me ha permitido publicar su investigación de aquel caso:
Según mis informaciones, la toma de estas imágenes sucedió de la siguiente forma:
Un día del mes de marzo, Arranda visitó la pequeña localidad de Yungay, en las montañas de Áncash. Antes de salir de excursión pidió prestada a su amigo César Oré -vecino de la citada localidad y empleado en la oficina de Turismo- una vieja cámara Voightlander, propiedad de aquél desde hacía 40 años. Compró un rollo de película y fue su amigo Oré quien se encargó de cargar la cámara fotográfica, puesto que Arranda no entendía muy bien su funcionamiento.
Y Augusto salió de Yungay, dispuesto a recorrer algunas de las impresionantes montañas de los alrededores. En el tristemente famoso "Callejón de Huaylas" -azotado en 1970 por el más violento terremoto de la historia del Perú- se levantan cumbres de casi 4.000 metros. Las panorámicas resultan espléndidas.
En aquellas montañas, suponemos, Arranda debió ver y fotografiar los ovnis. Y así se lo manifestó a Oré.
A su regreso a Lima, y tras revelar el rollo, Arranda envió a Yungay un álbum sellado, con copias de las fotos de las cumbres y de los ovnis. Estas últimas -como si el hecho careciera de importancia- figuraban al final del álbum que recibió Oré y que permaneció "olvidado" en su casa durante dos años.
Y todo habría seguido igual -o se hubiera perdido definitivamente con el terremoto-, de no ser por el investigador norteamericano J. Richard Greenwell. En 1968, y de forma "indirecta", una de las copias cayó en manos del citado Richard.
Y esta nueva “casualidad” -¿o no fue “casualidad”?- puso en marcha la investigación y los mecanismos que permitieron dar a conocer a todo el mundo la impresionante secuencia.
Greenwell cuenta que, después de ciertas indagaciones, la fotografía fue localizada en el laboratorio de revelado de Kodak Peruana, S.A. Allí, un empleado de la empresa, violando las reglas de la compañía, había conservado copias de la secuencia ovni. Los directivos de la Kodak confiscaron las fotos del empleado antes de que Richard Greenwell pudiera localizarlo. Estos ejecutivos peruanos -cuenta el investigador norteamericano- se negaron a entregarle las copias. Pero en 1969, Greenwell pudo hacerse con ellas a través de la división de Mercados Internacionales de Eastman Kodak, en Rochester (Nueva York).
La localización de un juego completo de fotografías en Yungay fue posible gracias a un oficial del Ministerio de Marina del Perú. Greenwell viajó entonces a Yungay y pudo entrevistarse con el señor Oré, quien le proporcionó las tres copias que faltaban y que habían sido retenidas en Lima por la Kodak Peruana S.A. De esta forma, Greenwell fue atando cabos, logrando las cuatro copias que, al parecer, forman la secuencia total”.
www.planetabenítez.com
Arriba: El libro de Richard Greenwell en donde se incluía casos ufológicos en el Perú.
Arriba: las naves de Yungay.
Arriba: otra secuencia de esas misteriosas naves en los andes peruanos.
Si esas fotografías son auténticas -así lo defendieron los técnicos de la APRO que comandaba Greenwell-, ¿estamos viendo naves apunianas en Yungay, tres años antes del terremoto?
Kapetanovic fue el primer “contactado” que habló públicamente de los seres de Apu: extraterrestres que eran viajeros espaciales, que perdieron su mundo de origen, y que más tarde se establecerían en bases subterráneas en la Tierra y en otros puntos del cosmos como Alfa Centauro...
Arriba: el nevado Huascarán, el pico más alto de los andes peruanos (Áncash). Es actualmente la principal "base" de los apunianos.
ACTUALIZACIÓN (7 de mayo de 2016):
Hace pocos días, el señor José Peña de Perú nos contacta e informa que las fotografías de "los ovnis de Yungay" habrían sido tomadas por su abuelo, Don Leonardo Terreros Robles. Las imágenes, de acuerdo a lo que nos relató el Sr. Peña, fueron tomadas en el distrito de Ataura, provincia de Jauja, en el centro andino del Perú. Peña dispone de varias copias de las intrigantes fotografías. Penosamente, no tiene los negativos o algún documento que pueda respaldar su relato, a pesar de que su abuelo tenía un estudio fotográfico en la localidad. Pero hablamos con él y sentimos su buena fe. Cumplimos en dar a conocer esta otra versión de "los ovnis de Yungay".
Dicho esto, en nuestra humilde opinión, aún el caso está abierto. Años atrás, vi una de esas fotos en los archivos del IPRI en Lima, y efectivamente se catologó al ovni como "un avistamiento en la sierra central del Perú". Además, el Presidente del IPRI, José Carlos Paz García, en su libro "Y conocimos gente de otros mundos", muestra una de esas imágenes y coloca como epígrafe "Jauja". Sin embargo, rastreando el origen de esas fotografías, nos encontramos con la fuente de su difusión: el ya citado investigador Richard Greenwell, un reputado académico británico e investigador de los ovnis que vivió en Perú entre los años 1963 y 1968. En el artículo explicamos cómo Greenwell se hizo con las fotografías y cómo determinó que habían sido tomadas en Yungay. De hecho, visitando personalmente la zona, un guía local me señaló el lugar en donde se "retrató" el avistamiento: un paraje de la cordillera negra con árboles de eucalipto, el mismo escenario que muestran las fotografías. El inmenso árbol de eucalipto que aparece en la foto fue posteriormente cortado por los lugareños -ya que creían éste atraía fenómenos sobrenaturales y quitándolo, pensaban, los iban a detener-.Esa zona es conocida en Yungay. Rápidamente los lugareños reconocen el lugar en las fotografías de los ovnis.
Tanto Greenwell, que fue Director de la APRO (the Aerial Phenomena Research Organization), como la MUFON y otras organizaciones que investigan el fenómeno ovni, consideran que esas fotos se tomaron en Yungay, Áncash, en el mes de marzo de 1967. Escribiendo estas líneas recuerdo al Coronel de la USAF Wendelle Stevens mostrándome sus archivos fotográficos que reunían varios incidentes en Perú y, entre ellos, las polémicas fotografías que el bueno de Stevens también ubicaba en Yungay. El periodista español, J.J. Benítez, ha sido otro de los difusores de los "ovnis de Yungay" y todos los antecedentes invitan a pensar -de momento- que fue allí en donde se tomaron las imágenes. También es cierto que estas fotografías se filtraron en la Kodak y ello hizo que varios dispusieran de copias posteriores, inventando historias. Como digo, de acuerdo a los datos originales, y lo que se pudo verificar partiendo de Greenwell, estas fotos se tomaron en marzo de 1967. Las copias que dispone el Sr. Peña son de mayo de 1967. ¿Cuál es la explicación?
Lo cierto es que tanto en los Andes centrales del Perú como en los dominios del Huascarán existen bases de los "apunianos"...
Al margen de estos importantes detalles, que son parte de cualquier investigación rigurosa de los ovnis, no hay duda de que algo se dejó ver y fotografiar en los cielos del Perú. Y "ellos" se siguen dejando ver...