Hace 38 años, se inició una importante experiencia de contacto extraterrestre en Perú. Además de los mensajes recibidos de los seres del espacio, que hablaban de la necesidad de un cambio de consciencia en el mundo, también brindaron una serie de datos e informaciones que hoy, a la luz de ciertos estudios científicos, cobran mayor sentido. Me refiero a las “Puertas Xendra”, umbrales en el espacio tiempo. De acuerdo a Oxalc, la entidad que contactó inicialmente al grupo de contacto, esas puertas dimensionales encerraban una importante preparación.
(Artículo del año 2012).
Una singularidad creada artificialmente
De acuerdo a Oxalc, un Xendra es una “puerta” que logran abrir “artificialmente” al concentrar la luz, o energía, en grandes cantidades en un punto específico. Es como ver a cuatro personas estirando un mantel desde sus cuatro esquinas, y una quinta persona deposita en el medio del mantel una bola de hierro o cualquier otro elemento pesado: el mantel se hundirá en su centro por el peso del objeto. En termino físicos, la “realidad” del objeto distorsiona el espacio que lo contiene. Se le podría llamar, si queremos, “singularidad”.
Guardando las distancias con el concepto de los agujeros negros (cuya gravedad es tan intensa que ni la luz escapa a ellos), un Xendra es en suma una gran cantidad de energía que al ser concentrada puede “abrir” pliegues en el espacio tiempo. En los grupos de contacto se conocieron estas experiencias donde más de una persona pudo cruzar los umbrales, siendo “trasladadas” a otra realidad, física o interdimensional, como parte de una preparación. Aquel adiestramiento era más que importante para los extraterrestres, pues constituía un anticipo de lo que viviría el planeta en un futuro próximo al integrarse a otra esfera de conciencia, o como se le denomina actualmente, al Real Tiempo del Universo. Como fuese, aquella tecnología no humana, que parece sacada de un guión de ciencia ficción, ha inquietado a nuestros científicos desde todos los tiempos.
Uno de los ejemplos más emblemáticos lo hallamos en las investigaciones del fisico y matemático de origen yugoslavo Nikola Tesla, descubridor de la corriente eléctrica alterna (que superó los estudios del inglés Tomas Alva Edison) y de la hoy aceptada Resonancia Schumann. Tesla logró concentrar grandes cantidades de energía y formar inmensas bolas de luz y rayos lumínicos que se disparaban al cielo pudiendo ser vistos desde importantes distancias. Afincado en los Estados Unidos, a su muerte, en enero de 1943, el Gobierno ingresó a su despacho de Nueva York e incautó todos los folios y material disponible sobre sus investigaciones. Se dice que fruto de todo ello, luego de siete meses de intensas pruebas previas, los militares norteamericanos intentaron un primer experimento con puertas dimensionales utilizando grandes cantidades de energía para “abrir” un pliegue. Nos referimos al experimento Filadelfia (agosto de 1943).
Al parecer, la clave para abrir aquellas presuntas puertas era la concentración de energía, algo que en 1947, a pesar del conocimiento que brindó la Bomba Atómica, aun resultaba difícil de manejar.
Por esta razón en fechas tan recientes como el pasado agosto de 2003, se procuró emplear la energía que abastece a grande ciudades, sin éxito en el experimento, pero generando un gigantesco apagón que tuvo como centro la Central Eléctrica del Niagara (supuestamente el eje del incidente). No deja de ser curioso que fuera precisamente en las cataratas del Niágara donde se construyó la primera central hidroeléctrica gracias a los desarrollos de Tesla en 1893, consiguiendo en 1896 transmitir electricidad a la ciudad de Búfalo. Toda historia, aparentemente, nos lleva al gigantesco Acelerador de Hadrones en Suiza y un nuevo experimento que se llevará a cabo este mes de agosto, aunque, según la información oficial, con otros fines.
Arriba: uno de los experimentos de Nikola Tesla.
Mecánica Cuántica y el Acelerador de Hadrones
Muchos piensan que los estudios sobre mecánica cuántica se han realizado estos últimos años. Y se equivocan. Ya en 1918, el científico alemán Max Planck, recibía el Premio Nobel de Física por descubrir la física de los quantums. Desde entonces, mucha agua ha corrido bajo el puente y aún existen diversas incertidumbres sobre este particular.
Hoy por hoy, el laboratorio más importante de un físico de lo “infinitamente pequeño”, de aquellas unidades de energía, es un “Acelerador de Partículas”, un instrumento que utiliza campos electromagnéticos para acelerar a gigantescas velocidades las partículas cargadas eléctricamente. Hay que subrayar que el estudio de la mecánica cuántica se concentra de manera especial en el comportamiento de los objetos microscópicos, sean estos percibidos como “partícula” o como “onda”. Por ejemplo, bajo ciertas condiciones experimentales, los átomos o los electrones exhiben un comportamiento ondulatorio, como en la interferencia. Y bajo otras condiciones, las mismas especies de objetos exhiben un comportamiento corpuscular, de partícula, (“partícula” quiere decir un objeto que puede ser localizado en una región especial del Espacio). Este fenómeno se conoce como dualidad onda-partícula. Los aceleradores son tecnologías capaces de contenerlas.
Arriba: Max Planck y Albert Einstein en una imagen de la época.
El más grande e importante fue terminado cerca de Ginebra, Suiza. Se trata de un túnel de unos 27 km. de circunferencia que colisionará las partículas para estudiar aspectos de la composición del átomo, de qué está hecha la masa, y si existen otras dimensiones como postula la teoría de las Supercuerdas, entre otros puntos de interés para la ciencia. Como es de esperarse, la construcción del gigantesco acelerador ha traído más de una controversia, sobretodo luego de que en abril de 2007 se produjera una explosión que obligó a cambiar 24 imanes que rodean el Colisionador (supuestamente, el incidente ocurrió por un error matemático en el diseño de los imanes por parte del fabricante, el Laboratorio Fermilab). Como fuere, algunos científicos denunciaron que existía el peligro de “crear” un agujero negro estable que podría, incluso, poner en jaque la propia existencia del planeta. Suena fantástico, sin duda. Pero, ¿y si fuera un peligro real? Lo cierto es que el experimento demanda una gran cantidad de energía que, de acuerdo a ciertas sospechas, está destinada a otra cosa. Hoy, a mitad de 2012, los "percances" con el LHC continuaron. Pero los científicos aseguraron (hace poco, el 4 de julio, día de la Independendia de Estados Unidos) que habían encontrado una párticula coherente con el Bosón de Higgs que avalaría el "modelo standar" de la físíca. Con el tiempo, lo veremos...
Supuestamente, desde hace décadas las más importantes potencias del mundo habrían revelado a través de sus científicos que un acontecimiento intenso sobrevendrá al planeta. Ese proceso ya estaría en marcha y está conectado con los recientes cambios climáticos que, obviamente, van más allá de la teoría oficial del “Calentamiento Global”. Algo estaría por suceder con la Tierra y ellos lo saben y de alguna forma están procurando entenderlo. Se piensa, inclusive, que el cambio podría involucrar un cataclismo de proporciones bíblicas, tal y como sostiene más de una civilización antigua. De acuerdo a esto, existen advertencias en diferentes culturas del mundo que miraron con exactitud los tiempos que vendrían, y que debíamos prepararnos para afrontar ese “salto a otra realidad”. Si todo es cierto, faltan pocos años para saberlo, pues ese “cambio” o “transformación” estaría conectado con la famosa profecía maya de 2012.
Ciencia y Espiritualidad
Cuando se mezclan temas como ciencia y misticismo, profecías antiguas y recientes descubrimientos científicos, pareciera que estamos uniendo cosas totalmente incompatibles. Para la ciencia, que se basa en evidencias, en hechos comprobables y repetibles, hablar de profecías es casi un sacrilegio. No obstante, sí hay una línea que une los conocimientos de nuestros antepasados con la moderna física y descubrimientos científicos. Confieso que quedé impactado cuando leí hace mucho tiempo atrás el libro “El Tao de la Física” (1972) del físico austríaco Fritjob Capra, bestseller internacional en donde se demuestra que el hilo que separa los antiguos conocimientos espirituales humanos con el de los modernos estudios científicos es muy delgado. Hoy en día pasa igual con los mayas, quienes hablaban de Hunab Ku (el centro de nuestra galaxia) como eje de un gran cambio que afectaría a nuestro Sol y a la Tierra. La NASA ha podido confirmar que en el centro de nuestra Vía Láctea se halla un agujero negro supermasivo, que está emitiendo decenas de trillones de electrovoltios hacia nosotros, y que podría estar conectado con los intensos cambios en la corona solar.
Los mayas comprendieron que los seres humanos vivimos en una realidad “falsa” y que en algún momento se produciría el despertar de la humanidad al sincronizarnos con Hunab Ku. ¿Ese es el evento que los científicos del Acelerador de Hadrones conocen? ¿Es la razón por la cual los extraterrestres adiestraban a los grupos de contacto con el paso a través de umbrales dimensionales? ¿Es que el cambio que viene involucra acceder a otra realidad diferente a la que conocemos? Nadie tiene las respuestas definitivas. Pero desde tiempos anteriores a Nikola Tesla se ha procurado comprender a la energía y lo que a través de ella se pueda lograr, aunque muchas veces manipulando el conocimiento para experimentos militares o inclusive climáticos...
Experimentos secretos
"Cualquiera que no esté impactado con la teoría cuántica no la ha entendido."
Niels Bohr
Físico Danés
Se le considera a Max Karl Ernst Ludwig Planck como padre de la Mecánica Cuántica, la “física de las posibilidades” como hoy muchos le denominan. No obstante, el estudio de fenómenos a escala microscópica mediante las hipótesis de la cuantización de la energía y la dualidad onda-partícula fue desarrollado posteriormente al Premio Nobel de Planck por Erwin Schrödinger, Werner Heisenberg, Paul Dirac, entre otros. Corrían los años 20 y desde entonces mucha agua ha corrido bajo el puente. Hablamos de un conocimiento que sin duda alguna despertó gran interés en las más poderosas naciones que, sin mayor demora, lo aplicaron a todos los proyectos posibles, incluidos, desde luego, los militares.
Como vimos en la primera parte de este artículo, los descubrimientos de Nikola Tesla (que afirmó haber tenido contacto mental con seres extraterrestres) habrían impulsado el controvertido Proyecto Filadelfia. Incluso, más de un estudioso sostiene que el sistema de antenas del programa HAARP en Alaska, es una consecuencia de las investigaciones del científico Yugoslavo. En el pensamiento de la gente planea la idea de que todo avance tecnológico o científico está desarrollado al progreso de la humanidad y su avance hacia el futuro, pero la triste realidad, como lo demuestra la historia, es que no siempre ese conocimiento está orientado hacia un bienestar responsable. Hoy por hoy el primer laboratorio de experimentación de los nuevos descubrimientos son lo hangares militares. Probablemente, HAARP, sea un ejemplo de cómo un conocimiento científico se puede orientar hacia otros intereses.
HAARP son las siglas de High Frequency Active Auroral Research Program (Programa de Investigación de Aurora Activa de Alta Frecuencia), cuyas instalaciones están ubicadas en Gakona, Alaska. Supuestamente, se trata de un programa de investigación científica y académica, aunque paradójicamente está gestionado por la Fuerza Aérea y la Marina de los EE.UU. El funcionamiento de HAARP se basa en la emisión de ondas electromagnéticas hacia nuestra atmósfera para su estudio, concretamente hacia la ionosfera, capa que se extiende a unos 80 kilómetros de la superficie terrestre hasta los 800 km, conteniendo principalmente partículas ionizadas. Este medio ionizado, tal como investigara Tesla en su tiempo, provoca que las ondas electromagnéticas sean reflejadas o absorbidas. Estos “reflejos” o rebotes ionosféricos han sido utilizados para las comunicaciones a gran distancia, como las emisoras de onda corta, y algunos estudiosos piensan que a través de esta guía de ondas se pueden “transmitir” otras cosas, y alterar a través de ello el clima. Y de eso se trata la teoría de conspiración de HAARP: el programa en realidad es un experimento para provocar “artificialmente” tormentas, huracanes, tsunamis y cualquier otra calamidad. Y HAARP, hay que decirlo, no es el primer emprendimiento militar para “estudiar” la ionosfera.
Entre los proyectos que lo precedieron se halla el Project Starfish (1962) que procuraba alterar las formas y la intensidad de los cinturones de Van Allen. Más tarde le siguió el SPS: Solar Power Satellite Project (1968), proyecto por el cual se quería generar una constelación de satélites geostacionarios capaz de interceptar la radiación solar y transmitirla en rayos concentrados de microondas a la Tierra para su uso posterior. Luego aparecería el SPS Military Implications (1978). En este caso los satélites se podrían usar para concentrar la radiación solar y ser usada como un rayo capaz de destruir misiles u objetos enemigos, alterar las comunicaciones que utilizarán la ionosfera como pantalla reflectora, etc.
En nuestra experiencia de contacto extraterrestre, los Guías o Hermanos Mayores nos advertían del peligro de usar el conocimiento de forma destructiva. De acuerdo a ellos, en el Universo existen leyes superiores que rigen la vida de las criaturas, donde cada acción atrae, como un imán, una situación similar a nuestros pasos, una especie de correspondencia energética donde "lo semejante atrae la semejante". Afirman que desde nuestros experimentos atómicos, a las actuales iniciativas en los grandes aceleradores de partículas, no siempre se está orientando el estudio científico al progreso de la humanidad. Ellos lo saben ya que en su proceso de evolución enfrentaron crisis de todo tipo, incluyendo el uso bélico de poderosas tecnologías. Afortunadamente, también sabemos que dentro de sus limitaciones de intervención en el aprendizaje humano, han logrado “infiltrarse” entre nosotros para procurar evitar cualquier desenlace nefasto por el mal uso de ese conocimiento. Obviamente, ello no nos libera de todas las situaciones, pues finalmente debe ser el ser humano quien tome conciencia de todo esto.
Hablar de contacto extraterrestre, HAARP y conocimientos científicos aplicados a nivel militar, evoca algún episodio de la serie “X Files”, o nos trae a la memoria la existencia de la mítica Área 51 o el polémico incidente Roswell (1947). En el imaginario colectivo todo esto es parte de una película de Ciencia Ficción. No es real. A lo mucho, una ingeniosa tomadura de pelo. Y de hecho así han querido que lo tomemos: la mejor forma de ocultar información no es tapándola, sino mezclar información genuina con otra fraudulenta para generar confusión y posteriormente descrédito. Sin ir muy lejos, en internet vemos un sinfín de páginas que hablan de estos temas, desde todas las perspectivas. Y mientras el navegante se entretiene leyendo en su computadora estas supuestas historias de conspiraciones y tecnología secreta, de si será verdad, si será mentira, los verdaderos acontecimientos ocurren tras las bambalinas mientras se lee estas líneas…
De la Ciencia a la Iluminación
Para los extraterrestres, el conocimiento científico es una forma de iluminarse. Tan válida como la experiencia espiritual de una madre al tener un hijo, o cuando una persona sobrevive a un accidente y cambia radicalmente su visión de la vida. Un descubrimiento científico puede producir también una expansión de consciencia, afectando profundamente a la criatura en su comprensión de sí misma y, por consecuencia, del Universo. O si queremos, también al revés: comprensión del Universo, y por ende de nuestra propia existencia. Y ese parece ser el mensaje de la Mecánica Cuántica.
En al año 2004 apareció un documental de gran éxito, llamado “What the bleep Do We Know…”. En él se combinaba una serie de conocimientos vinculados a la Física Subatómica y el mundo espiritual. Y aunque más de un científico criticó el film por su clara tendencia new age, acomodando ciertas revelaciones del universo de las partículas para sustentar fenómenos espirituales, también hay que decir que el esfuerzo por “reunir” ambos mundos, el científico y el espiritual desde una Visión Unificada, es más que valido y esperanzador.
El documental procuró ello, y acercó (y quizá no de la mejor forma, en eso estamos de acuerdo) la Mecánica Cuántica "mística" a las masas, despertando una curiosidad ante un tema que, desde hace más de 80 años, ya se venía discutiendo en los círculos científicos. De lo que no hay duda, es que los “conceptos” que esgrime la Mecánica Cuántica parecen hallarse “esotéricamente explicados” en culturas antiguas, desde la India a Egipto, e inclusive, algunas enseñanzas de Jesús en la Biblia. Esto, como es de suponer, desquicia a más de un físico. Pero también maravilla a otros.
La idea es que estos temas, en un pasado remoto en la historia de la Humanidad, se trataban desde otra perspectiva, sin “separarlos”, complementando sus aportes y desarrollando así un conocimiento unificado, una poderosa herramienta que, de acuerdo a los extraterrestres, disparará al ser humano hacia otros horizontes de comprensión. Pero para dar ese salto hay que prepararse.
Mencioné la existencia de los Xendras en la primera parte de este artículo por una razón. Hoy más que nunca estoy convencido que las experiencias de puertas dimensionales no son sólo hechos anecdóticos o fenoménicos para acceder a “otro lugar” o recibir información. Aquellos umbrales en el espacio tiempo serían más que un puente. Esconderían una importante preparación para la activación de un conocimiento oculto en nosotros mismos que puede ser revelado. Ello no sólo ocurriría a través de las puertas dimensionales generadas a través del estímulo extraterrestre. También sucede con las “Puertas de la Tierra”, y otras “singularidades” que atesora nuestro planeta y que más de una cultura conoció como verdaderos centros iniciáticos, como si los antiguos Maestros hubiesen sido una suerte de experimentadores cuánticos espirituales.
Todo ello esta conectado al gran salto evolutivo que dará nuestro mundo en un futuro próximo. Por su importancia, es momento de adentrarnos en el misterio y mensaje de aquellos “pasos en el tiempo”…
¿Qué son los xendras?
Los avances actuales de la física parecen corroborar lo que diversos grupos de contacto han venido afirmando por décadas: la existencia de puertas dimensionales que conectan con otra “realidad”.
En 1974, un grupo de jóvenes peruanos afirmaron haber cruzado uno de esos extraños umbrales, un portal generado por inteligencias extraterrestres que se mueve más allá del tiempo y el espacio. Los seres del cosmos, como dije antes, le llaman “Xendras”, un puente de luz que podría llevarnos a diversos lugares. Desde luego, suena descabellado. Hablar de “puertas” generadas por seres de otros mundos parece una locura. Pero no lo fue para un grupo de testigos peruanos que enfrentaron ese fenómeno en enero de 1974.
Oxalc, la entidad que contactó con los primeros testigos, y que dio el primer pincelazo de cómo funciona un Xendra, se presentó inclusive al interior de esos umbrales luego de una cita “programada” en el desierto de Chilca, un paraje desolado a 60 Km. al sur de la ciudad de Lima. Era el inicio del Grupo Rama, movimiento de contacto que se hizo popular a escala internacional gracias a los primeros libros del periodista español J.J. Benítez, y posteriormente debido a la importante difusión que ha venido llevando a cabo uno de los principales protagonistas de esa aventura, Sixto Paz Wells.
Arriba: Xendra fotografiado por Ricardo González en Alto Bandera, República Dominicana (2006). En el pequeño recuadro una recreación de las experiencias de contacto que se producen dentro de esos umbrales extraterrestres.
Desde entonces, muchas personas han podido vivir las mismas experiencias, aunque la naturaleza de las mismas no siempre fue igual. Es como si las puertas fueran “distintas”, o se comportaran, como si tuviesen inteligencia propia, de acuerdo al plan de contacto de estos seres; amén de las personas que, de acuerdo a su preparación, enfrentan el paso a través del umbral con diferentes resultados. Pero, ¿qué es realmente un Xendra? ¿Cómo funciona? ¿Por qué eligieron esta forma de contacto en un principio?
Más allá de la discusión que pueda generar la realidad de estos fenómenos -que personalmente no pongo en duda por experiencia propia-, entraremos de lleno en el enigma de esas puertas y por qué razón los extraterrestres la habrían elegido como “adiestramiento” para conocerlos.
Inicialmente, los extraterrestres, o “Guías”, como les llamamos, hablaban de cuatro tipos de Xendras. Estos eran:
Xendra I
XendraII
Xendra Gimbra I
Xendra Gimbra II
Los dos primeros son de naturaleza más intensa en lo que involucra el “traslado” o “proyección” del testigo a otro lugar, pudiendo incluso desarrollarse tele-transportaciones físicas. En el caso del Xendra I, la experiencia se concentra para un testigo. En el caso del Xendra II, la experiencia puede ser vivida en grupo, hasta siete personas. Los Xendras Gimbra guardan una correspondencia similar, pero casi siempre son colectivos, grupales, y el tipo de energía es más sutil. En estos portales no se llegan a vivir experiencias materiales, físicas y concretas, pero sí se produce un gran movimiento de energías que afecta al testigo de forma importante, además del intercambio de información que pueda darse al interior del portal. Estos Xendras son más difíciles de percibir por su naturaleza sutil, pero cumplen su función como despertadores de la conciencia y, principalmente, como “centros de preparación”. En las salidas de contacto son los más comunes de experimentar.
Es tremendamente complicado intentar explicar la mecánica de los “traslados” en un Xendra, tanto los que son de naturaleza “física” como los que se dan “en proyección”. Lo cierto es que ambos apuntan a distintas cosas. Generan reacciones diferentes en el testigo. Por ejemplo, el Xendra I involucra casi siempre un contacto concreto, con interacción con aquellos seres y más de una vez en un escenario vinculado a la procedencia de los extraterrestres, como el interior de sus naves, bases submarinas o subterráneas e, inclusive, sus instalaciones fuera de la Tierra.
Por otra parte, el Xendra Gimbra tiene una consecuencia más “espiritual” en el testigo, pues generalmente involucra intensas visiones, diálogos, ideas e imágenes que se dan en un contexto en que no necesariamente se concreta un “traslado”. He visto, por ejemplo, a grupos ingresar dentro de un Xendra Gimbra y permanecer en el unos minutos sólo para sentir su energía y meditar en medio de ese campo de fuerza. En muchos casos en ello consistía la experiencia. Y puedo asegurar que no era poca cosa. Además, en otras experiencias algunos testigos experimentaban proyecciones “astrales” (desdoblamiento en cuerpo sutil o de luz) o el fenómeno de la bislocación (estar en dos lugares al mismo tiempo). Como fuere, parece claro que los Xendras I y II están destinados más que todo al contacto e intercambio, y los Gimbra a otro tipo de acercamiento que, si bien es cierto, no es tan “físico”, genera muchas cosas a escala espiritual y de consciencia. La pregunta es por qué los diseñaron así.
Puertas para los tiempos que vienen
De acuerdo a la visión extraterrestre, nuestro planeta se halla en tránsito a una dimensión superior de conciencia. Este “paso” no sólo involucra un estado “cualitativo” en los futuros seres humanos, sino el acceso concreto a otra realidad por la cual toda la Tierra será involucrada. Ellos hablan de la unión de nuestro tiempo con el del Universo en su naturaleza original. Es decir, que la Tierra se hallaría viviendo en una suerte de realidad paralela como parte de un Plan Superior, designio que hace de nuestro mundo una especie de “escenario escuela” que hoy entra en su etapa de madurez para reintegrase a la dinámica real del Cosmos, con todo lo que ello significa. Diversas escuelas esotéricas hablan del salto a la Cuarta Dimensión, que en Física corresponde precisamente al tiempo. Quizá he allí una explicación para ese “salto”, aunque aún no concluyente para el mundo científico. Es sólo, de momento, una teoría alucinante. Al margen de ello, hay que decir que no pocos investigadores que siguen el legado de las profecías mayas, lo que enfrentaríamos sería un “Giro del Tiempo”, algo así como la unión de nuestro “tiempo” con el que rige armónicamente a toda la creación. Un acontecimiento gravitante que va más allá de los calendarios y sistemas de medición de las antiguas culturas.
Hablamos de evento cósmico que estaría precedido por varios ajustes en el planeta que podrían involucrar transiciones intensas para la humanidad, desde los recientes cambios climáticos, crisis políticas y económicas, a enfrentamientos de naciones enteras con la sombra de la guerra planeando en cada escenario como hoy ocurre en Oriente Medio. Supuestamente, son los “síntomas” de que algo viene, de que un cambio importante está por ocurrir.
Ese cambio involucra el paso de la Tierra –siempre según el contacto extraterrestre, y de acuerdo a algunas interpretaciones, a las profecías mayas- hacia otra realidad que actualmente se halla “paralela” a la nuestra. Una realidad de la cual proceden estos seres, que también son físicos y concretos y que se mueven en el espacio en naves cósmicas, pero vibrando en otra frecuencia, fluyendo en otro estado. Aparentemente, hacia allí nos dirigimos. Pero, ¿cuándo ocurrirá? Nadie lo sabe con certeza, pero muchos coinciden en que el año 2012 podría ser el punto de inicio para comprender la siguiente etapa que enfrentaría la humanidad. Sea como sea, falta poco para verlo.
Los Xendras, más allá de tratarse de un mecanismo de contacto, podrían atesorar propósitos más profundos de adiestramiento para ir “conociendo” esa otra realidad que nos aguarda. E independientemente de que esos portales no hayan sido cruzados y vividos por todos, el testimonio de quienes lo hicieron, la información recibida, las sensaciones y todo lo que involucra tremendas experiencias, podrían ser importantes para aquellos que han de recibir su mensaje. Desde luego, no es nada concluyente y quedan aún varias preguntas abiertas, pero es una fuerte sensación que tengo luego de haber vivido aquellos pasos dimensionales.
Y no sólo ocurre con los Xendras
Es importante mencionar la existencia de puertas que, naturalmente, se hallan en la Tierra. Sin duda, muchas culturas las conocieron, y sobre ellas edificaron templos, pirámides y obeliscos. En ellas se producían importantes iniciaciones. Eran un puente al Cielo. Un oráculo sobrenatural, y también un secreto… Pero lo cierto es que aún hoy en día se puede sentir la magia de esos lugares, si los sabemos reconocer, o activar. Incluso en bosques, montañas o desiertos, se pueden hallar aquellas puertas, que aguardan silentes como si tuviesen vida propia el arribo de un peregrino que ve más allá de los ojos físicos.
Los Exones
Los Xendras son generalmente visibles, particularmente los de tipo I y II. Suelen ser como medias lunas brillantes, a veces blanquecinas y otras ocasiones doradas. Eventualmente arrojan “chispas” alrededor, y la sensación que producen en la persona al entrar en su campo de energía es bien marcada, como una fuerte presión en la cabeza, mareos y náuseas. No sólo ocurre por la intensidad de la energía allí concentrada, también juega en ello la preparación del testigo. No en vano muchas veces los extraterrestres recomendaron ayuno y prácticas de meditación para estar más afines y conectados a esa experiencia.
Los Gimbra también se pueden observar físicamente, aunque suelen ser más borrosos y, muchas veces, sólo se sienten. Pero ello no quiere decir que no sean intensos e importantes. Depende mucho de la sensibilidad del testigo y, obviamente, de su objetividad para discernir exactamente qué está viviendo. Este último punto no se debe dejar de lado. Y aquí debo decir -con el mayor espíritu de análisis y responsabilidad- que personalmente he visto a grupos de personas viviendo pseudos Xendras por una marcada ausencia de comprensión de la situación en terreno, quizá por el deseo vehemente de vivir una experiencia o fenómeno. Como fuere, para no caer en estas cosas hay que tener en cuenta que casi siempre los Xendras son anunciados en comunicaciones por los extraterrestres, y usualmente las puertas son precedidas por avistamientos u otras aproximaciones que no dejan duda de que estos seres están tras la generación de la experiencia. Ante estos fenómenos, más allá de su naturaleza “mágica” que cuestiona todo lo que sabemos, se debe procurar una postura equilibrada.
Y los Xendras, como decía, no son las únicas “puertas”.
Donde las líneas de fuerza de la Tierra se juntan, formando una especie de intersección o “nudo”, si queremos expresarlo así, se generan puertas de energía naturales, que pueden ser controladas para transformarlas en pasos u umbrales. La denominada Hermandad Blanca, conocida también como los Guardianes del Mundo Subterráneo –descendientes de civilizaciones perdidas como la legendaria Atlántida- son los vigilantes de estos puntos de acceso interdimensional, llamados por ellos “Exones”.
Al igual que los Xendras, los Exones se balancean entre experiencias físicas y espirituales, pero todas ellas con un poderoso ingrediente esotérico e iniciático, propio del modus operandi de la Jerarquía intraterrena.
Los Exones pueden hallarse en estado de “sueño”, y sólo se activan cuando el caminante predestinado llega a ellos, como si la puerta lo “escogiera”; o, en todo caso, en una experiencia programada y guiada por la mística Hermandad Blanca.
Por ejemplo, la experiencia que compartí en el Informe “Los Ojos de Shambhala” y en mi libro "Intraterrestres", corresponde a una de esas “Puertas de la Tierra” que son controladas por los Maestros.
Y debo decir que la variedad de accesos, umbrales y experiencias, van más allá de los Xendras y los Exones. Años atrás, grupos de contacto de Chile estuvieron trabajando con centros de poder que denominaron “Puertas Fractales”, que aunque recuerdan el concepto general de un Exon, posee su propio mecanismo de acción y enseñanza. Tampoco puedo olvidar las puertas más importantes de todo lo que podamos abarcar: las que abre el propio ser humano. En cualquier lugar. Bajo cualquier circunstancia. Y no me refiero a puertas generadas por tecnología, como vimos anteriormente con el caso del polémico experimento Filadelfia, o recientemente con la posible intención oculta de abrir pliegues en el espacio-tiempo con el Gran Acelerador de Hadrones. Hablo de “abrir” puertas gracias a las potencialidades del ser humano, una capacidad inherente que puede ser desarrollada y que escondería una importante misión y destino.
¿La ciencia moderna y el mundo espiritual se pueden conciliar?
Qué es Energía
Es complicado encontrar una definición “universal” a un término que es empleado, frecuentemente, en el mundo científico y en el espiritual. No obstante, la mayoría de los estudiosos está de acuerdo en que “energía” es sinónimo de “fuerza”, o la “capacidad para hacer algo”. Por ejemplo, para que el Gran Acelerador de Hadrones dispare a velocidades cercanas a las de la luz los protones para su colisión, los físicos requerirán de una gran cantidad de “energía”. Para alumbrar una ciudad, como sabemos, hará falta un gran generador de energía, que en este caso denominaríamos energía eléctrica. Es decir, la energía es una fuente de poder, el “alma del Universo”. Y en nuestro plano, hay muchas formas de entenderla y manipularla, sea ésta eléctrica, magnética, o atómica. ¿Pero, qué ocurre en nosotros mismos? Nuestro cuerpo, al igual que la materia, está compuesto por átomos, y más allá de ello, hallamos un gran espacio “vacío” que está inundado de energía. Una fuerza que incluso se emana fuera de nosotros mismos como un campo de fuerza, vivo, concreto y medible. Este campo es conocido por muchos investigadores como el Aura, un cuerpo bio-plasmático que rodea a los seres vivos y que incluso puede ser fotografiado gracias a la famosa cámara Kirlian. Existen, pues, diversos indicios que señalan al hombre como un ser más complejo, no sólo de carne y hueso, y aparentemente “construido por líneas de fuerza”. Esta visión del hombre afirma que un desequilibrio en nuestra energía podría llevarnos a la materialización de una enfermedad. Supuestamente, ello no sólo ocurre por cómo vivimos, o cómo y qué comemos, sino también por cómo pensamos, o con qué energías o fuerzas, por decirlo de algún modo, nos relacionamos. La responsable de casi todas estas cosas sería la polarización y equilibrio de esa fuente de poder que llamamos energía, sea ésta emanada de nuestros cuerpos o la que empleamos en la Tierra para estudios científicos.
Como era de esperarse, esta visión “espiritual” u “holística” de la energía en el ser humano fue discutida por la medicina occidental, al menos hasta que las enseñanzas orientales cruzaron el océano y aportaron una visión más completa sobre nuestro organismo. Y aunque aún existe cierta resistencia por parte de la comunidad médica, muchos doctores comprendieron que la clave para entender nuestro maravilloso cuerpo biológico, se halla en la energía y su correcta alineación.
Hoy en día se dispone de muchas técnicas espirituales y terapias alternativas para equilibrar y fortalecer nuestro campo energético y relacionarnos mejor con ese mundo mágico que se muestra invisible para el “no iniciado”.
La mecánica cuántica parece aproximarse a ese misterio y no pocos médicos la han asociado a sus terapias. Y es que el universo de las partículas subatómicas parece llevarnos a una comprensión diferente de nosotros mismos. Un ser humano más complejo y quizá más simple de lo que nos imaginábamos.
Pero, si somos fundamentalmente energía, ¿cómo fortalecerla? ¿Es posible proyectarla a otras personas? ¿Es posible canalizar o recibir energía de otras fuentes?
Partiendo del principio de que todo en el Universo es en esencia energía, desde las estrellas, los planetas, y desde luego, las criaturas, debería existir un nexo que agrupara a todo el Universo desde dentro, una suerte de enlace invisible, pero poderoso, que atesorara el misterio de la vida y su proyección en este plano. Un campo unificado que no distinguiera a una hormiga de una montaña, a una persona de una galaxia. De acuerdo a la visión extraterrestre, uno de los mayores problemas del ser humano es vivir “sintiéndose” desconectado del Universo. Esa sensación, o miedo, o certeza personal por criterios errados, termina separando al individuo de un flujo poderoso que si bien es cierto se halla intrínseco en él, “desaparece” por el simple hecho de ser ignorado. Lo que dicen los seres de las estrellas es que el tomar conciencia de nuestra integración con el “todo” reestablece, o mejor dicho, “activa”, una relación viva con el Cosmos, transformándonos en seres más completos y conscientes. Parece fácil, pero no lo es. Ese primer paso, el de tomar conocimiento de quiénes realmente somos y cómo nos hallamos relacionados con el Universo -que somos parte de él- requiere no sólo de una decisión, sino de disciplina para vivir acorde a tan importante revelación.
Internamente, sostiene esta enseñanza, ya nos hallamos conectados con el Cosmos. Pero podemos reestablecer esa comunicación canalizando fuentes de poder que encierran el secreto mismo de la Creación. Una de ellas, por ejemplo, es la Tierra. Su energía se puede absorber y sentir abrazando un árbol o caminando con los pies descalzos a orillas de una playa. El Sol, nuestra estrella, nos puede enlazar con el Universo si nos predisponemos a canalizar su energía más allá de lo que significan sus rayos convencionalmente hablando. Una meditación contemplativa, observando al Sol como hacían los pueblos antiguos, en el amanecer o el atardecer (en esos momentos no lastima la vista) puede activar esa conexión con lo sagrado, con los orígenes, y por ende con nuestras capacidades ocultas.
En nuestro plano, el ser humano interactúa con redes de poder o de energía que afectan su desarrollo en el planeta y con las criaturas. Todo a nuestro alrededor ejerce una influencia y nos afecta. Esa fuente de energía nos podría permitir fluir para la realización de grandes tareas, o ser tan sólo pequeños barcos de papel arrastrados por la corriente de ese río de ignoradas posibilidades.
Para dar una idea, he aquí las tres redes principales de poder:
1. Red Terrestre. Involucra la energía telúrica, la fuerza del planeta y su poderoso campo energético. Allí, donde se unen sus líneas de fuerza, formando nodos o vórtex, los antiguos erigieron altares, obeliscos, templos y pirámides. Conocían de su poder. Muchos de estos lugares aún se encuentran ocultos de la mirada del hombre.
2. Red Cósmica. Señala la fuerza que emanan las estrellas, más allá de su radiación de luz. Hablamos de un tipo de energía sutil, “invisible”, pero poderosa, que puede ser recibida y canalizada en estados de meditación, hallándonos en la frecuencia correcta. Al parecer, ciertos grupos estelares transmiten una energía o influencia particular, un secreto que conocían las antiguas civilizaciones, y quizá la razón de por qué señalaron sus principales construcciones a determinadas constelaciones.
3. Red Humana. También llamada “morfogenética”, sintetiza el aporte psíquico de los seres humanos. Todos nosotros emitimos una vibración, una longitud de onda que al sumarse con otros aportes constituyen una red de influencia que en el mundo esotérico se conoce con el nombre de “egregor” o “cuerpo místico”, aunque la definición de Red Humana va más allá, estando más cerca del concepto de “masa crítica” o de “consciencia global humana”, como lo estudia actualmente la Universidad de Princeton en New Jersey.
Adicionalmente a estas tres redes principales, en nuestro planeta existen “espejos de energía”, que son herramientas de poder que pueden amplificar o conducir el flujo de estas redes hacia determinados propósitos. Por ejemplo, la existencia de los Discos Solares de Poder (que describí en el artículo sobre los discos solares), que protegen y custodian los Maestros de la Hermandad Blanca entran en este tipo de “red alterna”.
Al tomar conciencia de estas redes de energía, y comprender la forma de conectarse e interactuar con ellas, podríamos hacer cosas increíbles como afectar el entorno social, alterar el clima, e incluso generar fenómenos como la apertura de puertas dimensionales. Todo ello se puede hacer con un solo instrumento, con una sola gran máquina que debe estar a servicio y disposición del planeta: la mente humana.